Dificultades en la Alimentación: Selectividad y Ne

DIFICULTADES SENSORIALES EN LA ALIMENTACIÓN

 Las dificultades sensoriales en la alimentación es un tema que preocupa a los padres, sobre todo a los padres de niños con trastornos del neurodesarrollo. Las horas de las comidas se convierten en momentos de tensión y de mucho estrés. 

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La alimentación es una actividad básica y necesaria para los seres humano debido a que permite el adecuado crecimiento y desarrollo del individuo. Esta actividad está relacionada con la experiencia de distintas sensaciones, y no únicamente con la ingesta de los alimentos.

El primer año de vida es el más importante, ya que se facilita la transición a la alimentación de adultos,puesto que se adquieren las habilidades oro-motrices y las conductas y rutinas de alimentación, produciendo el paso a sólidos a final del primer año, momento en que desaparecen los reflejos de mordida y succión.

Las dificultades sensoriales en la alimentación que podemos encontrarnos y que pueden estar limitando la nutrición son:

  • Problemas posturales Cuando el niño no tiene un apropiado control postural va a requerir más gasto energético para conseguir una adecuada estabilidad corporal, provocando dificultades atencionales, ya que va a estar más pendiente de su propio cuerpo que de la acción de comer, además de limitar la autoalimentación, por presentar mayores dificultades en la consciencia de las partes de su cuerpo. Las características que vamos a observar en niños con dificultades propioceptivas van a ser:
    • Bajo tono muscular
    • Problemas de coordinación en movimientos de la mandíbula
    • Un agarre de los utensilios con demasiada o poca fuerza
    • Una adecuada posición vertical en silla
    • Se le caen los alimentos y bebidas con frecuencia
    • Dificultades para imitar movimientos orofaciales
  • Dificultades en el sistema táctil
  1. Hiporesponsividad: aparece después de los dos primeros años. Los niños presentan un bajo registro, dando problemas de discriminación de la información sensorial. Los signos de alerta serán: llenan demasiado la boca, tienden a comer purés, presencia de babeo, atragantamientos por deglutir antes de masticar, no darse cuenta de que tienen comida en la boca o cara, búsqueda de sabores fuertes, se llevan objetos no comestibles a la boca.
  2. Defensividad oral: serán niños con un repertorio limitados de texturas, prefieren texturas extremas (muy blandos o crujientes), llegando a escupir trozos en texturas semisólidas. Podemos dividir en dos categorías:
    1. Hiposensibilidad: tono muscular disminuido con dificultades de masticación. No perciben los estímulos, dificultando la diferenciación de sabores y texturas; pobre conciencia dentro de la boca; les cuesta beber con pajita; rechazan la introducción de nuevas texturas por miedo a lo desconocido ya que no están seguros de tener un adecuado control de estos nuevos inputs sensoriales, ni cómo manejarlos, etc.
    2. Hipersensibilidad: presentan una mayor sensibilidad en la estimulación oral, siendo aversivo hasta el mínimo contacto, lo que los lleva a rechazar nuevas texturas. Dificultades para limpiarse los dientes; no se dejan tocar la cara; rechazan texturas mixtas detectando los mínimos cambios; presentan arcadas; no soportan tener la cara manchada. Suelen ser niños “caprichosos” para comer.

¿Qué se puede hacer cuando tu hijo presenta dificultades sensoriales en la alimentación?

Los primero es saber cuál es el motivo de la limitación en la alimentación. Debemos ser conscientes de que, si es un problema sensorial, no únicamente afectará a esta área, sino que se verán limitadas otras actividades de su vida diaria.

  • Utilizar apoyos visuales para anticiparle al niño el momento de la comida, ya que va a ser desagradable, y lo que va a comer.
  • Debemos tratar el momento de la alimentación como una experiencia gratificante, por lo que debemos jugar con el niño y permitir que se manche experimentando las sensaciones del alimento.
  • Intentar que ese momento sea tranquilo, teniendo en cuenta que el entorno sea lo más tranquilo y estable posible.
  • Otro aspecto para tener en cuenta es el mobiliario, con mesa y silla de la medida del niño. Evitando que el niño tenga los pies en el aire, logrando la mejor postura posible.
  • En cuanto a los utensilios, si se considera que el niño tiene dificultades en el agarre, se pueden realizar diferentes adaptaciones, (cubiertos con peso, mango más grueso). Siempre recomendado por un profesional.
  • Procurar que el plato se quede vacío, por lo que habrá que tener en cuenta poner cantidades que sepamos seguro que el niño se va a comer.
  • En dificultades táctiles, modificar el alimento que el niño ya come: cambiar temperatura, espesar los purés poco a poco, sustituir alimentos de características similares.
  • Fuera de la hora de la comida, trabajar el aspecto sensorial: cepillado de dientes con cepillo eléctrico, introducir nuevos sabores, jugar con temperaturas (masajes con agua fría y caliente en la zona de la boca).
  • Que el niño participe a la hora de la preparación de la comida, o jugar a las cocinitas con él.

SELECTIVIDAD ALIMENTARIA Y NEOFOBIA

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La selectividad alimentaria o aversión sensorial a los alimentos no está relacionada con experiencias traumáticas ni tiene su origen en causas orgánicas. A continuación, detallamos las situaciones más habituales:

  • El inicio tiene lugar en un momento en el que se introduce en la dieta un nuevo tipo alimento, como por ejemplo el paso de papillas a sólidos.
  • El rechazo constante de texturas, colores, sabores u olores.
  • Las reacciones pueden ser arcadas, muecas, escupir, girar la cabeza, etc.…
  • La negación a probar alimentos nuevos.
  • La fijación con el tipo de comida, que debe ser cocinada de la misma forma o de una marca exclusiva.
  • La variedad de alimentos que comía se ve reducida. Por ejemplo, antes su dieta se basaba en cinco alimentos y ahora se ha reducido a cuatro.

Cabe recordar que la alimentación es una actividad necesaria para la supervivencia de todas las personas, pero que también tiene una gran carga culturalpor lo que está estrechamente ligada a la socialización, el establecimiento de rutinas o los estilos de vida. Así que para poder alimentarse de forma óptima es necesario adquirir habilidades motoras, cognitivas y sensoriales.

Por otra parte, la integración sensorial es el proceso mediante el cual recibimos y organizamos toda la información procedente de nuestro entorno y de nuestro cuerpo. Por ello, sino podemos percibir y organizar de forma correcta esta información, puede producirse una respuesta inadecuada a esos estímulos. Esto, a su vez, repercutirá en el estado de alerta, atención y capacidad de gestionar nuestro comportamiento.

Debido a la estrecha relación que existe entre la alimentación y la integración sensorial, es necesario incorporar esta última en la intervención terapéutica en niños y niñas que experimentan un trastorno de selectividad alimentaria.

La alimentación es un proceso muy complejo,que implica grandes desafíos para nuestros sentidos, especialmente durante el desarrollo infantil. En esta etapa, desarrollamos nuestro sentido del tacto explorando todo lo que nos rodea: estableciendo contacto, presión, notando vibraciones,texturas, etc. Las dificultades en este desarrollo pueden dar lugar a dos posibles situaciones:

– Hipersensibilidad: se produce cuando recibimos la información de forma alterada y generamos una respuesta no adaptativa. Además de rechazo a los alimentos, podemos observar sensación de miedo ante estímulos en la zona oral, como por ejemplo rechazo al cepillado de dientes…

– Hipo sensibilidad: la dificultad se encuentra en la capacidad para registrar los estímulos táctilesorales. En este caso podemos observar que introduce grandes cantidades de alimentos en la boca y en ocasiones no es consciente de estar manchado o puede tomar los alimentos muy calientes.

El sistema propioceptivo es el encargado de darnos información sobre la posición de nuestros de nuestros músculos y articulaciones. En definitiva, de nuestro cuerpo respecto al entorno. Este sistema nos permite adaptar nuestros movimientos, nuestra fuerza o presión dependiendo de las demandas del entorno. Cuando hay dificultades relativas a estos aspectos, podemos observar que abrimos la boca mucho más delo necesario o mucho menos en relación con la cantidad de comida. Además,introducimos mucha cantidad de comida para poder masticar mejor, tragamos trasmasticar poco al no mover de forma eficaz el bolo alimenticio.

El sistema vestibular nos informa sobre la posición de nuestro cuerpo respecto al entorno. En este caso,el procesamiento incorrecto de la postura corporal influye de forma muy importante en la respiración y una correcta deglución.